A unos días del inicio de una de las Ferias del libro más importantes en el mundo, la FIL de Guadalajara, los quiero invitar a seguir mi Twitter dónde hablaré de algunos eventos y libros durante mi estancia allá Y es que ante la gran oferta editorial, uno como asistente puede sentirse abrumado. Pero definitivamente, la FiL es el punto de encuentro entre editores, agentes, autores y lectores que pueden encontrar libros muy interesantes como el caso del ganador del Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción que otorga la Secretaría de Cultura del Gobierno de Puebla y que en esta ocasión lo ganó un tabasqueño de nacimiento pero ya radicado en Guadalajara, Krishna Agustín Sánchez por su obra Sor Irinea y la nahúalida. Si bien, los autores de Ciencia Ficción en México hacen una gran labor por acercar a los aficionados al género, hay mucho camino por recorrer y varios de ellos ya son parte de la tripulación astillera que nos siguen cada 15 días en las recomendaciones de los viernes. Hoy me uno a Krishna Sánchez. Y quién quiera conocer más del ganador del reconocimiento más importante para un escritor de ciencia ficción, los invito a estar pendiente de mis redes y de mi blog porque su antología de cuentos, Cómo jugar póker contra telépatas, estará disponible en la FIL.
Y en este tenor, de libros interesantes, quiero compartir con un texto de divulgación, que si bien al principio no había llamado mi atención porque la portada distrae del contenido, al leerlo fue un gran descubrimiento.
Se trata de Economía Comestible. Un economista hambriento explica el mundo. Su autor es el economista nacido en Corea del Sur, especialista en economía del desarrollo y profesor de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, Ha-Joon Chang.
El autor narra cómo la primera vez que sale de su país, fue para hacer estudios de posgrado en Londres. El impacto cultural fue brutal, por la comida. Si bien la cocina británica de los ochenta y noventa, era insípida comparada con los sabores de los fideos, los condimentos y el toque particular a ajo, era diametralmente opuesta a lo que estaba acostumbrado nuestro autor.
Así pues, a partir de esta anécdota personal, Ha-Joon Chang comenta cómo la cultura de cada pueblo se refleja en su comida y cómo ésta influye en los hábitos de consumo que mueven la economía.
Publicado por editorial Debate, Economía comestible es un libro de divulgación de 258 páginas dividido en 17 capítulos agrupados en cinco partes. El estilo del autor refleja la capacidad didáctica para armar una narrativa que ayuda al lector a adentrarse a la historia del mundo a partir de las teorías y escuelas económicas que explican el desarrollo y han implementado políticas económicas en los gobiernos.
Cada capítulo lleva el nombre de un ingrediente de cocina y una receta que conforman la memoria culinaria de Ha-Joon Chang. Por obvias razones, el primer capítulo lleva por título El ajo, ingrediente básico de la cocina coreana y en la primera parte, nos invita a reflexionar sobre por qué debemos oponernos a los prejuicios que más adelante explica al hablar del coco para desmitificar la creencia de que los pobres son pobres porque no trabajan lo suficiente, o como la historia entrelazada de dos naciones obsesionadas con los fideos nos lleva a replantearnos la forma en que concebimos el espíritu empresarial y el éxito en el desempeño laboral.
Leer este libro resulta fascinante porque no sabemos en qué momento comenzamos a hablar de la ternera y de cómo su consumo demuestra que el libre comercio no implica libertad para todos. Finalmente quiero destacar que no es solo una revisión histórica sino un análisis de la importancia de ver hacia dónde vamos en un futuro, en un escenario que cambia y que hoy, más que nunca, obliga a ser conscientes por las alertas de un deterioro de la calidad de vida y el nuestro hábitat.