París, Londres, Viena, Berlín… un viaje fascinante por la Vieja Europa de 1912 a través de los ojos apasionados de una poeta en busca del amor.
En 1912, Yosano Akiko, la escritora que había cambiado para siempre el rumbo de la poesía japonesa y desatado el escándalo cantando a la sensualidad y al amor, emprende un solitario viaje para reunirse en París con su marido, aquejado de una depresión, y recorrer juntos las principales capitales europeas.
Sinopsis
París, Londres, Viena, Berlín… un viaje fascinante por la Vieja Europa de 1912 a través de los ojos apasionados de una poeta en busca del amor.
«La genialidad, el brío y el entusiasmo de Akiko son indiscutibles. Su llama aún continúa ardiendo con fuerza en la historia de la literatura».
Sam Hamill & Keiko Matsui
Sinopsis
En 1912, Yosano Akiko, la escritora que había cambiado para siempre el rumbo de la poesía japonesa y desatado el escándalo cantando a la sensualidad y al amor, emprende un solitario viaje para reunirse en París con su marido, aquejado de una depresión, y recorrer juntos las principales capitales europeas.
Desde el gélido Vladivostok hasta las vibrantes calles de París, Akiko viaja en soledad, observando con ojos de poeta el pequeño universo del Transiberiano, los fascinantes paisajes helados de Siberia, la deslumbrante belleza de París o la trepidante vida de Londres.
La aguda mirada de Akiko se posa con especial atención en las mujeres de las ciudades que visita y anticipa con lucidez el futuro de la naciente lucha feminista y el peligro de las oscuras nubes que se ciñen, amenazadoras, en el cielo de Europa.
Akiko Yosano
Akiko Yosano (1807-1942) nació cerca de Osaka y desde su infancia, se interesó por la poesía. En 1900 se unió grupo del poeta Yosano Tekkan, que pretendía modernizar las formas poéticas tradicionales, y comenzó a publicar sus poemas en la revista Myōjō. La frescura y el carácter poco convencional de sus versos pronto llamaron la atención la crítica y Akiko alcanzó la fama en 1901 con la publicación de su ópera prima Midaregami (Pelo revuelto), que causó una sensación sin precedentes. En 1906, con el poemario Yume no hana (Flores de sueño) confirmó que su talento no era flor de un día y que su desarrollo como poeta no tenía límites.
En 1912, Akiko viajó a Francia para reunirse con su marido Yosano Tekkan, convaleciente de una depresión. La pareja pasó un año en París y recorriendo Europa. Fruto de este viaje es Natsu yori aki, antología publicada en 1914. De regreso a Japón, Akiko se embarcó en el proyecto literario más ambicioso de su vida: la traducción al japonés moderno del clásico del siglo xi Genji monogatari, obra maestra de su admirada Murasaki Shikibu. En 1921 Akiko fundó en Tokio la escuela femenina Bunka Gakuin, donde también enseñó, y en años posteriores se dedicó también a crítica literaria.
Akiko Yosano murió en Tokio el 29 de mayo de 1942 dejando un legado literario imperecedero de más de setenta libros y un valioso legado poético que anticipa la renovación poética realizada pocos años después por consagrados autores occidentales como Ezra Pound, T. S. Eliot o Vicente Huidobro.