Conocí a los Taibo en 1997, justo cuando Paco Ignacio Taibo papá promocionaba una nueva edición de Siempre Dolores, su novela sobre la primera diva del cine mexicano que conquistó Hollywood, Dolores del Río.
En 1959, en compañía de su esposa Maricarmen Mahojo de Taibo y su hijo mayor, Paco Ignacio Taibo II, se exilió en México.
Desde entonces fue una figura importante en el ámbito del periodismo cultural y la escena cinematográfica, cultivando amistad con figuras como Luis Buñuel, Luis Alcoriza y Amparo Rivelles.
Posteriormente conocí a Paco Ignacio Taibo II, a su esposa Paloma y a su hija, la incansable Marina. Y más tarde a Benito, también un gran escritor.
Paco Ignacio Taibo II ha sido un maestro para muchos escritores de mi generación. Él nos enseñó que no bastaba el talento ni las ganas de contar historias. Había que desarrollar el oficio de escribir, ir más allá de la hoja en blanco, conectar con tu estilo porque tradicionalmente, la novela policíaca se ve despectivamente como un subgénero, al igual que la novela juvenil, y, sobre todo, ir a buscar a los lectores.
Paco iba a dónde lo invitaran, Recuerdo que me decía que no importaba si tenías un salón repleto de lectores o si solo había una sola persona que asistía para conocerte y que le firmaras un libro. Decía que ellos serían los lectores del futuro y ese ha sido, en lo personal, me manera de promocionar mi trabajo, ir al encuentro con los futuros lectores.
Creo que recorrer cada rincón del país lo ha hecho consciente de la necesidad de promover la lectura como una herramienta para mejorar la calidad de vida de los habitantes de este país.
Y más allá de su activismo político y su labor como funcionario, hoy celebro la edición en el formato de Bolsillo de Olga Lavanderos, dos novelas policíacas con una misma protagonista: la periodista más indomable del DF.
¿Y de qué va esta historia? La joven periodista Olga Lavanderos está empeñada en descubrir qué hay detrás de los crímenes que investiga, para publicar sus hallazgos en el diario La Capital.
Acompañada de un niño de cuatro años, que habla español como futbolista brasileño, y de su abuelo, prófugo durante cincuenta años tras huir con un barco repleto de petróleo el día de la expropiación petrolera, Olga desciende a los infiernos del DF. Su voluntad inquebrantable la lleva a jugarse la vida, con el único objetivo de encontrar la verdad y conseguir algo de justicia en una de las ciudades más corruptas del planeta.
Con un sentido del humor hilarante y un ritmo excepcional, en Sintiendo que el campo de batalla... Y Pero tú sabes bien que todo es imposible, los títulos con los que se publicaron originalmente estas dos novelas porque su entonces editor pensó que los lectores no estaban preparados para una novela con una protagonista, el autor que ha demostrado que una coca cola y un cigarro, no dañan la salud, Paco Ignacio Taibo II rinde homenaje al periodismo, "la última pinche barrera que nos impide caer en la barbarie", a través de la periodista más entrañable de la narrativa policíaca mexicana.
Así mi recomendación de la semana.
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