El menonita Zen de Carlos Velázquez

Uno de los grandes placeres que tenemos los lectores es descubrir a los nuevos autores. Pero ante la gran oferta editorial, muchas veces nos sentimos abrumados. Por eso es muy importante la portada de los libros y lo que comunican. Me ocurrió con esta recomendación de hoy. En una librería y en redes sociales vi la portada y el título: “El Menonita Zen”. Definitivamente, era una portada atrevida y el diseño muy peculiar. Pero lo asocié a un título de autoayuda, una autoayuda disruptiva pero ahora estoy interesado en leer narrativa. Y con esto no quiero decir que leer libros de autoayuda y desarrollo personal sea negativo y muchos siempre tienen algo que te invita a reflexionar. Pero el autor, Carlos Velazquez, me contactó por X, antes Twitter, para preguntar a qué dirección podría enviarme su libro más reciente, publicado por Océano en México.  Al comenzar a leer a este narrador nacido en Torreón, Coahuila, me encontré con un conjunto de siete relatos o novelas cortas, que me han deslumbrado.  Tras cinco años de pausa en el cuento, género que lo ha consagrado, Carlos Velázquez está de regreso con su sexta colección de relatos. En este libro, como en sus recopilaciones anteriores, Velázquez no solo consigue mantener el lugar que se ha ganado como uno de los escritores más notables del país, sino que además reafirma su insobornable originalidad. Como autor, se reinventa a sí mismo con esta serie de historias crepitantes. La frontera, el poliamor, el deseo fratricida, el suicidio y la risotada constante burbujean por estas páginas con voracidad radiactiva. A su vez, este conjunto de tramas muestra su evolución como cuentista y su capacidad intacta para situarse dentro de lo mejor de la literatura, esa que está destinada a perdurar. Una chava fitness que cuando se embriaga sale a buscar sexo con gordos, un menonita que decide dejar de ser lo que su religión exige de él y se inicia en la práctica milenaria de la meditación, una casa que la una estrella del rock nacional que se suida y se niega a abandonar ante la llegada de un hombre mediocre y su pareja, una instructora de yoga obsesionada con la limpieza. un hombre que se convierte en payaso después de que su hermano le arrebata a su esposa son algunas de las criaturas que habitan los relatos de El menonita zen. Un cóctel de situaciones extravagantes con las que el autor nos deslumbrará, con personajes inolvidables, una prosa atrevida y espumeante humor negro. Con su habilidad narrativa, Carlos Velázquez nos demuestra una vez más por qué el cuento es un género mayor. No recuerdo bien de qué autor es esta afirmación que define perfectamente al cuento  “mientras la novela es una pelea de box que se gana en varios asaltos, el cuento es un género que se gana por knockout”. 

Así pues el ganador del Premio Narrativa Colima por El pericazo Sarmiento (selfie con cocaína), Carlos Velazquez tiene la habilidad de retratar la vida cotidiana de sus personajes en situaciones demenciales que nos hacen, como lectores, identificarnos porque la frontera entre la realidad que vivimos a diario, el tedio, el absurdo y hasta llegar a la parodia de nosotros mismos es muy frágil. Siempre con un gran sentido del humor, al final de cada relato tiene una vuelta de tuerca que nos dejará sin duda, divertidos y reflexivos.