El libro con el que cierro este año captó mi atención por la manera en que está estructurado, una forma narrativa innovadora que no había detectado anteriormente. ¿Ficción o ensayo de divulgación? ¿Novela o aforismos? ¿Autoficción o personajes ficticios? Responder a estas preguntas no es sencillo porque el escritor mexicano Carlos Bortoni ha logrado integrar estos elementos en su más reciente trabajo: “Historia mínima del desempleo” publicado por Salto de página y distribuido por editorial Jus.

Bortoni nació en 1971 y pertenece a la llamada generación inexistente. Desde su primer libro ha sido fiel a sus búsquedas y hallazgos. La crítica ha elogiado su mirada singular, su prosa de trazo imprevisible y el lenguaje funcional, con lo que ha logrado una narrativa de sello personal. Y así los lectores que se asomen a “Historia mínima del desempleo” lo atestiguan.  

Y esta novela ensayo arranca cuando su protagonista, simplemente llamado 
D, despierta con un fuerte dolor en la espalda y un mensaje en que le pide que se presente en la oficina.

Cuando llega, su jefe le hace saber que está despedido. D se deja arrastrar por los acontecimientos sin oponer resistencia, sin intentar incidir en ellos, sin abrazar el mito échale ganitas que reza que el destino de cada uno está en manos de cada uno y que es responsable de su inevitable fracaso. 

Así el lector se encontrará con la historia del burocrático proceso de despido que convierte a D en un Ulíses desgastado al destino común y corriente del grueso de la humanidad. 

De acuerdo con una investigación de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del trabajo, al año mueren alrededor de dos millones de personas por causas relacionadas al trabajo. Por causas relacionadas a la guerra mueren 86 mil personas. Y por causas relacionadas a las drogas ilegales, mueren 250 mil personas. En otras palabras, el trabajo es seis veces más letal que la guerra y las drogas en conjunto. 

“Historia mínima del desempleo” utiliza un humor propio de quienes disfrutan tanto de la desgracia ajena como la propia.

Anna Wintour fue despedida como editora de moda de Harper’s Bazaar por diferencias creativas con su jefe y Lady Gaga fue despedida de su primera disquera porque tardó mucho tiempo en tener listo su álbum doble. 

A lo largo del periplo burocrático que vive luego de su despido y su visita obligada a la Oficina de Conciliación y Arbitraje acompañado de un colega que también fue despedido, aparece la esposa de D, Gertrudis quien se comunica con su marido a través de mensajes de WhatsApp sin esconder, cuenta el narrador  ¿omnisciente de esta historia, la mueca enfer al cuestionar a su marido con las preocupaciones sobre cuánto podrán sobrevivir con el dinero que recibirá: “todo pago por liquidación, sin importar el monto, es una cuenta regresiva”,

¿Por qué leer esta novela? Carlos Bartoni nos ofrece un relato  imperdible y tremendamente ácido de desgracias compartidas por millones de seres humanos desocupados y sin salario: fracaso deliberadamente adornado con historias de éxito de personajes que triunfaron tras ser despedidos, y libros de superación personal para convencer al lector de la suerte de haberse quedado sin empleo. 
Otro de los elementos de este libro ensayo novela es su estructura. A lo largo de sus 122 páginas, el autor nos presenta la historia en forma de mensajes de WhatsApp, párrafos de tres líneas, con datos estadísticos, cifras sobre el desempleo en México y el mundo, el desarrollo y origen del dolor muscular y el viacrucis que vive D tratando de entender su nueva realidad.

Sin duda, un libro que nos hará reír o llorar pero que en estos tiempos, a nadie deja indiferente.