Para este fin de semana, comencé a leer la novela de un autor que no conocía y que me enviaron los amigos de Bonilla Artiga Editores, una editorial mexicana fundada en 2008 que publica y distribuye trabajos de investigación realizados en instituciones de educación superior, a fin de dar a conocer el conocimiento generado en México y otros países de habla hispana.
Fundada en la ciudad de México, surge como extensión de la Librería Bonilla, que desde 1950 se especializa en importar y distribuir en México libros técnicos y académicos de Estados Unidos, España, Inglaterra y Argentina, principalmente. También incluyen en su catálogo libros de narrativa y literatura.
Y la novela que recomiendo llamó mi atención por el formato que rompe con el tradicional que encontramos en librerías y porque si bien el texto viene a una tinta, está ilustrado por la talentosa diseñadora y artista visual Natalia Guruvich que conocí su trabajo en mis inicios como editor.
Definitivamente, era un libro fuera de lo común y al comenzar a leerlo me fascinó por la inteligente manera que su autor, el novelista e historiador de arte Ángel Miguel, aborda las paradojas de las decisiones que tomamos para construir la vida que anhelamos pero que, con el paso del tiempo, la realidad nos alcanza y nos aleja de esa existencia idealizada que construimos en la juventud, siempre marcada por el pasado de nuestros padres, ausentes y presentes. Se trata de la novela ¡Extra, extra!
¿Y de qué va esta historia? Un publicista solterón y gordo se retira por problemas de salud a un pueblo de provincia, donde decide escribir su tercera novela. Para su sorpresa, aparecen en ella personajes que no le simpatizan, pero a los que tampoco puede evitar porque remiten a recuerdos, fantasías y miedos propios. Sus consideraciones sobre esta inesperada intromisión y otros asuntos se dan cuando se sumerge en la poza de un río o mientras hojea las páginas de un periódico que informa de la violenta situación de México en las primeras décadas del siglo XXI. Y la comparación entre esos personajes a quienes conoce en su nuevo lugar de residencia lo lleva a ponderar las afinidades entre pasado y presente, imaginación y recuerdo, arte y realidad.
Atrapado en estas disertaciones, nuestro personaje principal recuerda cómo alcanzó la fama como publicista hasta que se percató que se había traicionado a sí mismo pues por su naturaleza, era un contador de historias y quería ser novelista. “Y así con la agencia en su apogeo, abandoné el barco seguro de la publicidad seducido por las inciertas sirenas de la literatura”.
Y es aquí cuando el autor, ganador de los premios nacionales de poesía Elías Nandino y de novela Jorge Ibargüengoitia, recrea magistralmente las dificultades para escribir y publicar en México así cómo los usos y costumbres de los pueblos de la provincia mexicana para presentarnos un texto inteligente donde se citan películas, música, referencia a pensadores y filósofos de manera natural sin ser un texto pretencioso.
“Por asociación simple, las enredadas características de las que estaba compuesto mi estilo me parecieron de pronto difíciles de degustar y hasta empachosas, y mis novelas tan pesadas y densas como los enfermizos humores de mi cuerpo”, reflexiona nuestro personaje principal mientras disecciona el paso del tiempo sobre sus amistades, la relación con sus padres, su socio y las pocas o casi nulas relaciones afectivas en su vida. En otra parte de la novela, nuestro protagonista nos deja en claro que cada quién tiene al nacer un destino ideal y que sus decisiones lo llevan todo el tiempo a cumplirlo y traicionarlo. Y está revisión de sus días como solterón, con problemas de salud y sobrepeso, con pocos amigos, lo lleva a cuestionar si él se traicionó a sí mismo y a los demás. ¿Será la culpa un tormento? ¿Qué ocurrirá con los personajes que regresaron de súbdito a su vida en ese pueblo alejado de todo y que único contacto con la ciudad son los diálogos con el dependiente del periódico amarillista que le permite asomarse a la violencia que acecha al país a principios de los años del siglo XXi y que lleva por título ¡Extra, extra!, como la novela de Ángel Miguel.
Una novela inteligente, tragicómico sobre el arte de vivir, escribir y publicar en un país azotado por la violencia.
Querida comunidad de lectores en Astillero Informa, este lunes 19 de junio presentaré mi novela en la librería del Fondo de Cultura Económica en la ciudad de Toluca a las 16:30. La librería está ubicada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, en el Centro.
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